Los británicos aman sus tradiciones. Por esa razón, las cultivan, las mantienen o se inventan otras nuevas con las que seguir alimentando ese gusto por lo genuino y lo chocante. Te invito a que descubras siete rarezas de Londres que te encantarán. Me gustaría empezar por contarte algo de una momia guardada en un armario:
¿A quién no le gusta un buen mercado? No sólo representan una oportunidad para apreciar los productos que arman la comida y los mejores sabores de los lugares que visitamos, también son sitios muy especiales donde podemos tomarle el pulso a la cultura local.
¿Conoces la arquitectura brutalista? Por brutalismo hay que entender un tipo de construcciones desarrolladas bajo un movimiento arquitectónico puntual entre los años 1950 y 1970 que se inspiró en los trabajos de Le Corbusier y que fabricaba estructuras con hormigón armado y siguiendo líneas rectas y angulares. Unas construcciones con una apariencia pesada y ‘brutal’ características.
Londres es una ciudad que ha dejado su huella en la música contemporánea. De muchas formas, con locales de fama que sirvieron para darla a estrellas que brillaron después, con lugares que fueron inspiración para canciones y ritmos. Otros sitios de Londres se convirtieron en populares cuando los cantantes los utilizaron como localizaciones exteriores para portadas de discos y vídeo clips. Supongo que sabrás que Abbey Road y Battersea Power Station están en Londres…
Hyde Park es uno de los parques más emblemáticos de Londres y, si me apuras, del mundo. Se lo debemos al acierto de un rey tan denostado en la historia como Enrique VIII, que compró el espacio en 1536 para convertirlo en su coto de caza personal. Y así permaneció hasta que otro rey, tal vez menos cazador, Carlos I, lo transformó en un parque público cien años después, en 1637.
La Holy Trinity Church, la Iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford-upon-Avon, en Warwickshire, es un precioso templo de la Iglesia de Inglaterra al que también se le conoce como la Iglesia de Shakespeare por haber recibido bautismo el gran escritor británico y por haber sido sepultado en ella.
Stratford-upon-avon es el lugar en el que vino al mundo William Shakespeare, y en el que vivió y creó gran parte de su obra. Hoy, casi todo en ella, recuerda al dramaturgo británico. No es difícil encontrarlo en los títulos de pubs u otros rincones insospechados de Stratford.
La ciudad de Canterbury es una delicia para los viajeros que buscan conocer el patrimonio inglés del condado de Kent. Ubicada cerca de la costa del Canal, Canterbury siempre fue una ciudad de frontera. Primero, bajo la amenaza de los romanos, luego de los normandos, más tarde de los franceses y, por último, de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Viajar según a qué lugares puede no resultar económico, especialmente cuando se viaja en familia. Por esa razón, he elaborado una pequeña guía con la que completar una visita a Salisbury. Una ciudad de Inglaterra que recomiendo. Lo que te propongo son visitas interesantes para vivirlas, sí, en familia y low cost. ¿Las vemos?:
A la ciudad universitaria de Cambridge hay que tomársela a sorbos, poco a poco, ya sólo sea para disfrutar del sabor de sus esencias. Es una ciudad llena de detalles, modelada por ellos y reflejada en cada uno.
Los museos oficiales tienen un no sé qué de galerías enciclopédicas que muchas veces hacen previsibles los encuentros cara a cara con sus fondos. Yo prefiero las colecciones hechas a capricho por los nuevos ricos de los últimos cien o doscientos años atrás, cuando coleccionar antigüedades y objetos dispares de naturaleza científica eran moda.
Brighton es una localidad costera del sureste de Gran Bretaña bendecida por un clima templado que es todo un regalo para los tiempos que corren en las Islas Británicas. Buen tiempo que la burguesía victoriana supo apreciar, tanto como para convertirla en destino de fin de semana y vacacional.
Stonehenge es un monumento prehistórico británico con fama mundial que se levanta a unos tres kilómetros de Wiltshire, cerca de Salisbury. Se trata de un anillo de grandes bloques de piedra hincados en el suelo en un entorno en el que el terreno parece haberse removido con profusión y en el que han encontrado cientos de tumbas.
El paisaje de la ciudad británica de Bath es una sucesión de colinas en el valle del río Avon que le dan a la población una peculiar orografía. Bath, a 159 kilómetros al oeste de Londres, es famosa por sus baños romanos, pero si te voy a ser sincero, las termas romanas son la visita estrella para los que vienen de fuera. En una lista de lugares atractivos, los ciudadanos de Bath aprecian más sus parques y sus jardines públicos, que ven como una especie de campiñas urbanas acomodados entre los siglos XVIII y XIX y XX sobre la irregular orografía urbana.
Sin duda alguna, Londres (junto a París, Nueva York y Milán) es uno de los lugares preferidos por los amantes de las compras y la moda. Las calles de la capital londinense son una auténtica pasarela donde se pueden visualizar looks de todo tipo, desde los más extravagantes, personales y originales, hasta otros más clásicos. Londres es todo un referente mundial en cuanto a moda se refiere y aquí tenemos siempre la oportunidad de disfrutar de las últimas tendencias.
El Támesis es el río más largo de Gran Bretaña, con 346 kilómetros, todos lo conocen por su tramo más urbano, el que atraviesa Londres y se deja pasar por más de cuarenta puentes, pero pocos visitantes que acuden a la capital se les ocurre buscar el lugar de nacimiento en la campiña del Condado de Gloucestershire, o como mínimo, ir aguas arriba para verlo más salvaje, turbulento y agresivo.
Pero en vez de proponerte acercarte a las fuentes del Támesis, prefiero indicarte una parte del río igualmente natural y con un atractivo especial, extensa para que disfrutes de una visita programada a tu aire, te propongo una visita al Estuario del Támesis.
Las entidades gestoras del turismo en la ciudad de Londres explotan en los últimos años un cosmopolitismo que nada tiene que ver con la vieja y rancia idea del ‘britanismo’ de una capital que hizo el mundo moderno que conocemos a golpes de industrialización, comercio marítimo y una visión propia del mundo que dominó en cinco continentes. Una ciudad que creó cosmopolitismos a imagen de sus intereses y necesidades allí donde gobernó Londres.