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Nápoles es una ciudad que le ofrece al visitante muchos museos y exposiciones permanentes. Espacios museísticos que son el resultado de la importancia histórica de la ciudad y de su entorno y del inmenso legado dejado en sus tierras por otras culturas, civilizaciones y pueblos. Si hay una forma accesible de conocer la historia, el pasado de Nápoles, esa es visitando los museos que se reparten por las cuatro esquinas de la ciudad.

La ciudad de Florencia tiene dos arcos triunfales monumentales que ofrecen diferente visibilidad para quien visita la ciudad, el de la Piazza della Libertà es grande, rimbombante y de una plasticidad exultante; el Archino de San Piero, casi desconocido, se oculta entre las callejuelas del centro de Florencia. Vamos a descubrirlos.

Florencia fue capital de Italia, señorío de nobles renacentistas y corte real. Ese esplendor político dejó tras de sí un rosario de palacios que el tiempo ha convertido en museos y espacios culturales. Ningún viajero con un mínimo de sentido histórico pasa por Florencia sin pisar alguno de estos palacios.

La localidad italiana de Cerveteri es muy conocida por sus restos etruscos, anteriores al esplendor de Roma. Se trata de un conjunto de tumbas excepcionalmente bien conservadas en unas pocas necrópolis. Pero Cerveteri y otras localidades de su término municipal le ofrecen al viajero atento una verdadera colección de iglesias románicas y más cercanas en el tiempo que albergan un patrimonio que está también ahí para ser descubierto.

El centro histórico de la ciudad de Nápoles fue conformado en tiempos tan remotos como los de la ocupación griega de la época clásica. La ciudad vieja de Nápoles muestra la trama urbana que dejó la colonia griega en sus calles y manzanas. Las vías del casco antiguo siguen hasta la orientación de los ippodamei griegos (las calles). Basta con hacerse con un plano antiguo y otro moderno y superponerlos.

Viterbo es un encanto de ciudad de provincias en el centro de la península italiana. A 80 kilómetros de Roma es una población con un patrimonio arquitectónico muy reciclado, compuesto con restos de edificios y elementos constructivos romanos hallados durante siglos en la zona. Viterbo es una ciudad amurallada que merece la pena descubrir tranquilamente en una extensión de un viaje a Roma.

Si has visitado Roma, la zona histórica, el centro de Roma, seguro que te ha sido fácil moverte entre calles y monumentos. Roma es una ciudad prácticamente llana que se deja caminar muy bien. Y digo ‘prácticamente’, porque no toda es un plato. Si recuerdas aquello de que Roma tiene siete colinas, estarás conmigo de que hay algunos lugares que descuellan en altura. No muchos, no muy altos, no muy grandes, pero existir, existen.

El Monumento de Vittorio Emanuele II es uno de los más impresionantes de Roma. No creo que su arquitecto no pensara en otra cosa que éso, impresionar, al espectador que accediera por los pies de la construcción y a sus escalinatas. La composición de todo el conjunto me parece particularmente sugerente y hasta arrebatadora. Para los italianos es su Altar de la Patria.

Si tuviera que recomendarte algo especial para ver en Roma, algo que reuniera el mejor arte, naturaleza y en un espacio de gran valor, te daría un nombre, Borghese, Villa Borghese. Un palacio renacentista, que es un museo de arte rodeado de hermosos jardines, y a poca distancia de Roma. Para visitar la Villa Borghese necesitarás a mi modo de ver dos cosas. Una, tiempo suficiente para dedicarle a las obras que lo merecen, y, la otra, gusto, gusto por ese arte que verás en piezas únicas y salidas de las manos de los grandes maestros. Me gustaría hablarte de todo éso. De la que creo que es una preciosa caja de arte.

EUR es una zona de Roma que me fascina, su arquitectura está muy alejada de la ajada antigüedad de los monumentos romanos del centro, pero tiene una monumentalidad, otra monumentalidad, que me fascina. Porque habla de conjuntos y estructuras levantadas con todo descaro para servir a unas ideas politicas. No digo que el Arco de Triunfo de Tito o la Basílica de Majencio no sean parte de una propaganda política, no lo dudo, pero en el caso de EUR casi puedo tocar las ideas que hay detrás.

El río Tíber hizo grande a Roma, le dio agua, sustento, una leyenda fundadora en la que creer y un padre del que dejarse guiar. La Roma antigua no se puede entender sin su río Tíber. Y hoy creo que es uno de los alicientes turísticos de la Ciudad Eterna. Me gustan las ciudades históricas con ríos ¿se nota?

La Fontana di Trevi es la fuente barroca más grande y más popular de la ciudad de Roma. Se construyó en el siglo XVIII en una mezcla muy lograda de clasicismo y barroco. Tal vez la imagen más recordada de este conjunto monumental sea la escultura del dios Neptuno. ¿Pero por qué Neptuno? Pues porque el tema de la Fontana di Trevi es el mar. Un trozo de mar evocador del océano a 20 kilómetros del Tirreno.

Una de las construcciones más impresionantes de la ciudad de Roma es la cúpula de la Basílica de San Pedro. Su ubicación en el cielo de la capital italiana, y, sobre todo, su altura, la convierten en una referencia en el horizonte y en los paisajes urbanos romanos. La Cúpula de San Pedro del gran Miguel Ángel está en casi todas las vistas panorámicas de Roma.

Roma, conocida como la Ciudad Eterna, es un destino único y precioso que todos debemos visitar una vez en la vida, y muchas más por supuesto si tenemos la ocasión. Roma alberga una apasionante historia a sus espaldas, que se aprecia a cada paso a través de sus numerosos monumentos y restos arqueológicos originarios de la Antigüedad.  La ciudad de Roma es historia y cultura en estado puro.

Sobre el Coliseo de Roma te puedo contar un montón de historias  que seguro que podrás encontrar en cualquier guía de turismo de Roma. Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo todavía más en el futuro, porque el conjunto es una pieza indispensable de cualquier visita en Roma y conocerlo con mayor o menor profundidad es clave para comprender el significado de la construcción y los de sus usos a lo largo del tiempo.

La ciudad de Roma está llena de detalles que hacen las delicias de los viajeros más curiosos. Su patrimonio histórico artístico está literalmente en la calle o es accesible para los viajeros, a la vista o al alcance. Afuera, esculturas, formas arquitectónicas se deshacen en trampas estéticas para las miradas sensibles; dentro, en los interiores, las oportunidades de recrear el gusto por lo pequeño se queda sin límites.

Tal vez sea el carácter latino de los italianos, estetas que llevan el gusto por la composición en la sangre; tal vez sea por un instinto natural, por querer ver y mostrar otro lado de la realidad de una Roma que se puede ver igual de grande en sus pequeñeces.